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martes, 1 de noviembre de 2011

A pelear...

A los que temen al estado y al poder trasnacional, que alardea de su poder dejando que los paranoicos hablen, les digo que todavía no es su tiempo, todavía requieren para controlarnos como única herramienta la represión, les digo no teman, son las mismas balas que en el pasado y que nunca han podido matar a los libres que solo caen en mantos de sangre y viven a conciencia la libertad. Es el momento justo de tomar las armas y proclamar por justicia, el deseo de todo hombre, la libertad.

De las sábanas y el té con naranjo

Yo más enamorado que tú, más colgado del candelero, mientras tu te ríes y juegas a la

horca con mi perro.
ya son otros tiempos, se han venido desde el cielo a prendernos fuego.
Algunos ya creen en Jesús el hijo del cordero...

Una taza de té en un tarro de jurel es el inicio, es sabroso
comparado con la ciénaga que he vuelto mi pieza
esperando como ayer que los hongos se vayan solos
y me dejen tu amor.
Amor de vertedero.
Mis zapatos podridos, cansados de ver que mis dedos
rompan sus entrañas robustas que antes fueron de acero

así como yo,
debajo del cuero.
Y los gatos que mean tu ropa en mi nombre
usan traje de frac,
pantalón y corbata.
Mis fieles amigos que quitan sus tacos
miran por tu ventana de frente
para decir, para gritar
como extraño en el fondo de mi
tu concha de gata

Amor traicionero!!
me dejaste bota'o
una tarde hablando con viejas
de uñas muy largas y negras
como la caca,
comiendo cabritas
a orilla del metro.
Ya no sé si correr o saltar,
quedarme de pie
quiero abrazarte y callarme en tu boca
que solo imagino
que sola me atrapa.

Y la hierva silvestre
del centro del bosque
eleva la cúspide hueca
que canta vidente
del cielo extrañado
como mariposa,
rebelde conspicua
de un mundo mojado
Amor estoy cansado!!!
¿cuantos hombres escriben de ti sus poemas,
canciones y llantos?
que fácil resbalan palabras
tan serias, sentidas,
comprometidas,
que arriesgan la vida
¡¡DIOS SANTO!!

Quien rompa el cristal y
la hebra maldita
que a tus oídos han cerrado
a pesar de mis
pálidos labios
que nunca han hablado
tu nombre están gritando.
Y ya se que no vale la pena
seguirte, mirarte,
cuidarte, alejarme e
incluso matarte,
porque no hay vuelta que entregue el cariño
al que lo desea tanto.
Sin embargo en la sombra callado
lamo mis dedos
que tienen tu aroma
sin importar cuantas veces
lave mis manos.
El vaivén del deseo
real
se revuelca en las camas
juntando, mezclando,
trozando y pegando
el amor con el asco.